En Aragua son dichosos los observadores de aves quienes acuden ansiosos al Parque Nacional Henri Pittier porque saben que cientos de especies les darán la bienvenida. Los amntes de sol y mar deliran en sus costas. En Ocumare de la Costa abundan las posadas, en La Ciénaga se encuentran los que desean u poco de paz o tienen ganas de hacer snorkling o buceo. Si es Cuyagua, es el reducto de los surfistas, quienes instalan sus carpas y esperan la hora de las olas. En la zona de Choroní, Chuao, y Cepe las rumbas de tambor son memorables, el cacao crece y esparce sus aromas y las posadas se lucen con acogedoras y hermosas instalaciones donde ya existe hasta un spa. La Colonia Tovar conserva la tradición de sus primeros pobladores, alemanes que vinieron a cultivar la tierra y se quedaron para siempre con sus chalets, su comida de salchichas y rodilla de cochino y su amor por la agricultura. Quienes llegan por La Victoria, vuelan sobre las montañas con algún instructor de parapente. Hacia Camatagua está el embalse para euforia de los pescadores y en el valle de Morín cae el Chorro del Cura, el segundo salto mas alto del país según los conocedores.
Este territorio de 7014 Km2 tiene como capital a Maracay, fundada en 1679. Esta ciudad tuvo el honor de ser capital de Venezuela entre 1912 y 1935 pues el General Gómez amaba su clima y sus montañas y nunca quiso moverse de esos predios. Era tal su frenesí, que en 1920 crea la Escuela de Aviación Miitar y a partir de ahí, la ciudad entera se llena de aires uniformados. El nombre del estado rinde tributo al cacique jefe de la tribu de los Araguas.